Un día del año 1820 frente a la bahía de Paracas el General San Martín, agitado por, los afanes de preparar la marcha del ejercito libertador, se recostó bajo la sombra de una palmera y se quedo dormido.
Entonces soñó que estaba frente a un gran puerto, donde había buques grandes con banderas de todas las nacionalidades.
Soñó también que los arenales de la bahía se habían convertido en una población con altos y hermosos edificios donde ondeaban muchas banderas, pero entre todas ellas había una que sobresalía por su belleza y colorido, cuando fijaba su atención en esta dio un sobresalto y despertó.
Soñó también que los arenales de la bahía se habían convertido en una población con altos y hermosos edificios donde ondeaban muchas banderas, pero entre todas ellas había una que sobresalía por su belleza y colorido, cuando fijaba su atención en esta dio un sobresalto y despertó.
El mar, siempre silencioso, los arenales solitarios, nada había a su alrededor. Y cuando pensaba en la hermosa bandera de su sueño, divisó que cruzaban en airado vuelo, varias “PARIHUANAS”, aves marinas de pecho blanco y alas de rojo intenso.
Se entusiasmó el general y exclamó:
Se entusiasmó el general y exclamó:
¡General Las Heras! ¿Ve aquella bandada de aves que va hacia el norte?
- ¡si! - respondió Las Heras -, parece una bandera.
- Efectivamente -, agregó San Martín: